Historias de tango

Me llamo Kampa y hace 24h que no bailo

Cuando duermes poco, otro dia en el trabajo te parece la copia de una copia de otra copia. Y te distraes practicando giros sobre tu eje, lapicitios, ochos…

Cuando tomas una pausa para ir al baño o a fumar, caminas haciendo cruces, y por la calle esquivas a la gente con rebotes laterales.

Cuando en cualquier momento del dia te descubres con una pierna estirada, talón levantado, punta del pie en el suelo, y dibujas una linea entrando primero con la rodilla para recuperar tu postura habitual.

Cuando empiezas a hacer primitivas, aunque nunca has sido ni de comprar un décimo por navidad, para ver si puedes dejar de levantarte pronto. Porque si no ha sido bailando, habrá sido reptando por el youtube de video tanguero en video tanguero.

Cuando das indicaciones para llegar a un sitio pensando en que milonga está cerca.

Cuando dejas a tus amigos tirados bebiendo cervezas para irte a una milonga y no entienden que te saltes la cena y las risas por… el tango??

Cuando dejas de escuchar tus músicas y el tango se lo come todo. Y tienes que obligarte a recordar canciones que han sido parte importante de tu vida para no olvidar de donde vienes.

Cuando solo tienes 2 pares de zapatos para caminar, pero te das cuenta de que ya tienes 3 de esos zapatos extraños que caminan dentro de bolsas y solo pueden pisar suelo milonguero porque sinó se quemarían como si su suela estuviera hecha de ese papel en el que los espías escriben sus mensajes secretos.

Cuando pides dias de fiesta para irte a festivales tangueros. E intentas colarles la mañana del lunes a la vuelta para recuperarte, pero va a ser que no y vuelves con ojeras y los pies magullados.

Cuando cualquier una espera se puede convertir en una danza si tienes quien te acompañe. Como esa vez en la que bailaste el hilo musical con botas de esquí calzadas en un puesto de alquiler porque había mucha cola, y hasta la dependienta cambió la música por tango y te olvidaste de las 30 personas que te estaban mirando.

Cuando repasas tu lista de teléfonos y ves en cuántos de ellos el apellido de la persona es Tango, y si hay un segundo apellido es su ciudad de procedencia.

Cuando te pasan estas cosas es que te has convertido en milonguero, y ya no hay vuelta atrás.

Kampa