¿Por qué me gusta el TANGO? Eso me pregunto yo!! Sus letras, la mayoría de ellas, se me clavan cómo dardos afilados directos al corazón.
Bailando, sacudo mis penas, elevo mi alma, elevo mi cuerpo, mi corazón se abre y las heridas cierran.
Ávida del abrazo, desde antiguo, tenia que llegar al TANGO.
La armonía de su música con sus acordes ritmos y melodías forman un lenguaje maravilloso. Cada tango es una historia, un cuento, una leyenda con principio, cuerpo y final.
Y cuando eso ocurre, cuando formo parte de esa historia, cuando comparto ese dialogo bailando su cadencia, pisando al unísono tiempo y contratiempo… Me siento feliz!
A veces, bailando, se me acelera el pulso y los pies me abandonan marcando su propio ritmo. Otras, percibo que mi pulso se detiene, mis pies se paralizan y el mundo se detiene en unos segundos de gloria cuya dicha perdura horas.
Y cuando en las milongas veo a los bailarines bailar, con destreza y pasión, me quedo sin aliento y las lagrimas asoman a mis ojos en una mezcla de envidia y emoción. Pues soy yo la que quisiera estar ahí, abrazada a ese bailarín compartiendo esa pasión, esos minutos de emoción, de ilusión. Dónde nada importa si vas o vienes, si eres o fuiste…
Sólo eso es el TANGO para mi, sentir que estoy viva porque siento…