Esta escena pertenece a la película de «Tango» (1998) dirigida por el cineasta español Carlos Saura. Los bailarines son Julio Bocca y Carlos Rivarola, la coreógrafa; Ana María Rivarola y la música, sin lugar a dudas, pertenece al maestro Ástor Piazzolla. Esta secuencia representa el origen del tango como baile, ya que en sus comienzos sólo podía bailarse entre hombres.